Diciembre.

No sé por que, en estas fechas me siento así. No sé si será por el clima, por la lluvia. Tal vez por los recuerdos que me traen y que me hacen sonreír como una idiota, o simplemente por los momentos que pasan, las horas, los días y las noches. Cada despertar y cada anochecer es como estar rodeada de gente que quieres, que deseas ver mas que a nadie, que te aman sin importar.
No deseo mucho este año, sólo una navidad tranquila.

No sé si la esencia se perdió o me olvidé como era tocar y escuchar cada tecla al escribir, depronto me olvidé, me olvidé de cada instante que estuve sentada enfrente de un cuaderno y un lápiz, enfrente de un ordenador, enfrente de esa situación y ese momento que hacen que quiera sentir aún más profundo la herida, la risa, el cariño, el odio, el todo.
Revivió o se perdió. Renovó, cambió.

Me dan ganas de pensar y de escribir, cada paso que doy, que retrocedo, todas las situaciones por las que paso y he de pasar. Pero vuelve ese temor hacía mi, el único que me hizo sufrir antes y que me puede volver a hacer lo mismo que el ayer.