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Mi pensar de la nieve negra.

Una angustia de desesperación pensando en el momento de cuando varias ciudades estarán llenas por fin, de nieve. Nieve negra, con un olor que le da un cosquilleo a la nariz, acompañado de truenos y miradas de pánico.
Ha guardado silencio, pero el humo que sale por la chimenea de varias casas la eleva a lo más alto de las galaxias, donde se encuentra un portón grande, y de color café. Después de entrar hay un árbol majestuoso, sus ramas parecen adornadas con pequeños pedazos de tela verde. Allí se escuchan los pensamientos de ella, sólo ella los escucha; porque alrededor no hay nadie, sólo ella, el libro y el árbol. Acompañada de silencio profundo que es interrumpido por el cantar de los pájaros. Los pájaros, de colores brillantes que la motivan a seguirlos, y la guían a un camino de piedras azules donde al final de el camino se encuentra un lago, en aquél lago azul de aguas claras y cristalinas se ve el reflejo de la cara de la hermosa doncella de cabello castaño y rizado. Se lava la cara lentamente, cómo si quisiera guardar el agua para siempre; toma un poco de ella y se siente mejor, decide seguir caminando, sin rumbo alguno.

Después de caminar varios kilómetros, la doncella de vestido largo y blanco, se dirige hacia una torre, esta torre está cubierta de moho verde que pinta los ladrillos grises y le da un toque de curiosidad a la vista humana. La joven, sin pensarlo se sienta a leer un rato debajo de la torre, en la gran sombra que le daba. Se quedo horas y horas leyendo, hasta quedar dormida. Al amanecer se acordó que tenía que regresar, se dejó llevar por el mismo camino por dónde vino, corrió por el camino de piedras azules, se despidió del árbol y abrió el gran portón. Ella había vuelto a casa, pero prometió que iba a regresar al lugar de la tranquilidad.

-Por mi-

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